Los días 11 al 13 de mayo se ha celebrado el VI Encuentro de
Orientación de Bilbao bajo el lema Innovación y Buenas Prácticas donde se ha
desarrollado un amplio e interesante programa de actividades tanto científicas
como lúdicas y culturales.
Para conocer las primeras nada mejor que visitar la página web del VI Encuentro donde está el Programa y acceder a las ponencias y
comunicaciones que están ubicadas en ella. Pocas novedades en este aspecto.
Cada ponente ha expuesto con la claridad y eficacia las ideas que les son ya
conocidas. Tanto Mª José Díaz Aguado con la Convivencia en los centros como
Javier Elzo con la panorámica de la juventud actual y como Francesco Tonucci
con su visión peculiar sobre la educación han sabido transmitir entusiasmo y
convencimiento en sus ideas lo que no es poco en esta época de decaimiento y
entreguismo.
Las mesas sobre Innovación y Buenas Prácticas, Orientación
Profesional y alumnado con Necesidades Educativas Especiales han estado en la
línea de lo esperado y obligado en estos casos.
Se ha completado el programa con una panorámica de las
posibilidades del trabajo colaborativo en red, con una amplia exposición de
comunicaciones estructuradas en torno a varios ejes temáticos y con la
exposición de pósters sobre diversos temas.
Pero es en los contenidos lúdicos donde ha radicado los más
innovador y atractivo del Encuentro, ya que hemos contado con la intervención
de unos payasos que han elaborado las Clownclusiones al final de cada sesión de
trabajo. Virginia Imaz y sus dos compañeros han hecho las delicias de los
asistentes a base de mostrarnos de forma inteligente y aguda las miserias,
contradicciones y tópicos de nuestra profesión. Con un humor ácido y mordaz a
la vez que tierno y (solo aparentemente) ingenuo han sabido separar el polvo de
la paja e ir al meollo de las cuestiones (cosa no siempre habitual entre
nosotros). Ha sido como si nos llevaran
de paseo por el callejón del Gato valleinclanesco para enfrentarnos con sus
espejos cóncavos y ver nuestra imagen reflejada en esperpénticas deformaciones.
Sencillamente geniales. Desde aquí mi felicitación.
Y mi felicitación también para la Organización que pese a
sus escasos efectivos ha estado a la altura de las circunstancias y además de
lograr una gestión eficaz del Encuentro ha sabido rodearnos del calor humano de la acogida a los que
veníamos de fuera.
El marco ha sido incomparable (como se decía en el NODO). La
imponente Universidad de Deusto enfrenta una panorámica espectacular del otro
lado de la ría que me ha inspirado un arrebato poético entre los conceptos más
prosaicos de curriculum, inclusión, nuevas tecnologías o transversalidad de los
contenidos.
Y hete aquí que he visto el Guggenheim como una metáfora
de la Orientación y la Innovación
educativa con esas formas anfractuosas e irregulares, un tanto difíciles de
comprender. Un edificio que plantea, como la Orientación, más retos y preguntas
que certezas pero que transmite fuerza y atracción, que cambia de color según
la luz que le dé (y lo pudimos comprobar) y seguramente según los ojos que lo
miren (como a la Orientación). Un edificio en fin vivo, con sus contradicciones y sus fortalezas, que parece reconstruirse continuamente a sí mismo pero
que no deja indiferente a nadie.
Y por otro lado he visto en la torre de Iberdrola el
edificio de la Escuela tradicional y de la Administración. Una mole
perfectamente simétrica y previsible sin opciones al sueño o a la imaginación (y mucho menos a la utopía) y
que como los icebergs sólo deja ver una pequeña parte mientras el resto está
anclado en lo profundo de la tradición y la inercia impidiendo cualquier avance
o cambio.
Y hasta aquí esta crónica un tanto extravagante. La del VEncuentro de Sevilla en 2010 la acababa deseando que en Bilbao nos viéramos ya por
fin libres del terrorismo y parece que se ha cumplido ese deseo-vaticinio. Esto
me impone un plus de responsabilidad a la hora de expresar un deseo para
Barcelona 2014. Si el final de la crisis del Primer Mundo parece un anhelo
evidente (y un tanto egoísta) no lo es menos el acabar con la injusticia, la
desigualdad, las guerras y el hambre en el Tercero y por qué no el que el
Atlhetic consiga un título. Como Aladino reivindico mi derecho a pedir tres
deseos aunque con sólo conseguir uno de ellos ya estaría harto feliz.
Pero lo que de verdad me haría feliz es que nos volviéramos a ver todos y todas con la misma ilusión y ganas de mejorar y con dos años más de experiencia y sabiduría en el VII Encuentro de Barcelona 2014.
Un abrazo.
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