Corto pero enjundioso artículo acerca de un tema que ya he tratado en otras ocasiones.
Se nos alerta sobre la dependencia de nuestros alumnos hacia las pantallas digitales y los riesgos que ello conlleva.
Algunas reflexiones de las muchas posibles. Este fenómeno es algo que como mucho podremos y deberemos tratar de controlar y ordenar pero que está aquí para quedarse y configurar una nueva forma de aprendizaje e incluso de relación con el mundo. Como bien apunta alguno de los comentarios (muy interesantes todos) se trata de priorizar y limitar el uso de las TIC no de aislar al alumno de ellas ni prohibirle su uso.
Antes se decía respecto a la TV que era una droga que se consumía en casa y por tanto se podía controlar mejor. La proliferación de pantallas hace que ahora se consuma en cualquier lugar y momento lo que dificulta su control. Al igual que antes se hablaba de la teleniñera ahora también existe el riesgo de dejar que la pantalla de turno tenga tranquilo y callado al menor abstraído en su mundo virtual.
Un apunte sobre las soluciones o formas de encauzar esta realidad desde la escuela. Metodologías más activas y participativas, contenidos más cercanos a la realidad, trabajo sobre valores y emociones que ayude al autoconocimiento y facilite la reflexión sobre las formas de utilizar el tiempo y la priorización de los intereses.
Y un último apunte. Todo lo dicho es de autoaplicación. No hace falta ser un nativo digital para verse abducido por las redes y las pantallas. Atención a ver la viga en el propio ojo.
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