Delicioso a la par que anacrónico manual educativo publicado en 1927 sobre la entonces llamada urbanidad. Ahora no se habla de ella en la escuela ni en la sociedad y lo peor es que apenas se practica. El problema no es ese sino que no se ha sustituido por nada que se le parezca y suene más moderno. Un vacío que no llena la ética, ni la moribunda Educación para la Ciudadanía, ni la tutoría ni nada.
Un campo en el que urge una actualización de estas normas de urbanidad es en el del uso de las tecnologías de la información y la comunicación tanto en el tema de la relaciones virtuales e interpersonales por la red como en el del uso de estos dispositivos en contextos públicos.
Se impone una reflexión... seguida de una acción.
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