Inicio de curso y otra vez las normas. Las generales del centro, la propias del grupo, las de cada profe, las no escritas que imponen los matones de la clase, las que impone la educación en general, las de casa, normas, normas, normas... Las hay absurdas, las hay contradictorias unas con otras, casi siempre son excesivas y todas constituyen una invitación a la transgresión tan propia de la pubertad y adolescencia. Pero en genreral hay que reconocer que son necesarias salvo que seas un russoniano empedernido. En este artículo S. Moll nos recuerda las normas más elementales para elaborar las normas ya que hasta este aspecto es mejorable con unos criterios sensatos y razonables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario