domingo, 28 de octubre de 2012
EL PAQUETE DE GALLETAS
Presentación que nos muestra como a veces las atribuciones negativas que hacemos de forma gratuita y nuestros prejuicios condicionan nuestras percepciones al punto de tergiversar la realidad.
Me ha recordado una anécdota referida por el maestro M. Ángel Santos Guerra en su columna semanal de El Adarve, en la que se muestra algo parecido y que reproduzco a continuación:
Se cruzan en una carretera un conductor y una conductora. Al estar en línea los coches, la conductora, que ha tenido la previsión de bajar el cristal de la puerta del coche, se asoma levemente y dice con fuerza:
–¡Caballo!
El conductor responde con rapidez de reflejos:
–¡Vaca!
Se siente muy satisfecho el varón, ya que piensa que le ha dado a la mujer una contestación rápida, ingeniosa y contundente. Se ha vengado de manera eficaz.
De pronto, el coche conducido por el hombre choca violentamente contra un caballo que está en medio de la carretera y que acaba empotrándose en la parte delantera del vehículo.
Es un ejemplo de cómo la satisfacción por la venganza se convierte en un dramático percance.
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